Confieso
desagrado por el teatro montado mediáticamente por el Procurador General de la
Republica, a propósito del expediente Odebrecht.
Se fue hacer sus planteamientos,
no para un tribunal, sino para un gran público que está incapacitado para
juzgar. No lo está porque no es su competencia y porque se refirió a lo mucho
que ha trabajado buscando pruebas, sin referir ninguna.
Hace casi un año incriminó y
agravió 14 encartados y ahora deja afuera a ocho. Lo hace tan alegremente como
lo incluyó. Aquella vez y esta vez públicamente, como a quien poco le importa.
De esos ocho hace archivo provisional para dejarlos pendiente, como el que
mantiene una amenaza que puede tener consecuencias políticas.
¿Cómo se desagravia ahora a éstos
ligeramente afectados? Deja seis y entra por la moña a un séptimo. Los acusa
desde lavado, enriquecimiento ilícito, soborno, asociación de malhechores.
Irse a la televisión y decir que
aquellos ya no y que éstos si, habiendo dicho de aquellos algo igual a lo que
dice de éstos; aquellos ya no, como si se tratara de una conversación
superficial entre parroquianos de un colmadón, después de varías cervezas y no
saber de qué tema tratar.
El abuso no es haberlo acusado,
sino hacerlo sin pruebas y denunciarlos como delincuentes ante el país ¿Cómo no
creer que con éstos pasará igual? Su discurso ante el país fue una típica
politización de la corrupción, cuando su papel es judicializarla.
Llamó la atención de muchos que,
conociendo lo insustanciado de su expediente, empezara ya a responsabilizar a
los jueces. Lo dijo al final y de esta manera:
“Ahora corresponde al juez
examinar estas pruebas y determinar su justo valor en el contexto de los
hechos, las personas involucradas y la línea de tiempo presentada por el
Ministerio Público. Si queremos seguridad jurídica, confianza e
institucionalidad, todos debemos cumplir con nuestro papel. Nosotros en el
Ministerio Público tenemos la responsabilidad de someter a la justicia a
quienes infrinjan la ley y son los jueces los responsables directos de
administrar justicia y tomar la decisión final sobre cualquier expediente.
Por eso, los exhorto a que nos
acompañen en este camino, a que se mantengan atentos y observen cuidadosamente
el accionar de cada uno de los que participen en este proceso”.
Eso es politizar el expediente
aún más. Se pone alante para cuando uno o varios jueces no puedan decidir sobre
lo que ha depositado el Ministerio Público y no tengan en que sustentar una
condena. Por eso ya lo adelantó.
Llama la atención sobre esa parte
final donde dice: “exhorto a que nos acompañen en este camino, a que se
mantengan atentos y observen cuidadosamente el accionar de cada uno de los que
participen en este proceso”.
Es una especie de concierto para
que la responsabilidad, al caer sobre los jueces, se diga que hay impunidad.
En nombre de la “Marcha Verde” ya
hay un grupo de personas que han acampado frente al Palacio de Justicia;
reclaman no a la impunidad.
Sin embargo, no parece tratarse
de la “Marcha Verde”, porque ellos coinciden con lo que expresa el Procurador
sobre la impunidad. Luce ser un acto de una obra de teatro, colocando personas
para quitarle responsabilidad al Procurador. Los dirigentes conocidos, deben
confirmar esa presencia.
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