República Dominicana sin espacio para candidatos aparecidos



El triunfo de Nayib Bukele en las elecciones de El Salvador, llevando a una tercera posición al Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, de quien fue funcionario de uno sus gobiernos, trajo al ámbito local el término “candidato antisistema”, proyectando la posibilidad de que ese fenómeno ocurra en República Dominicana.
Según los politólogos un “candidato antisistema”, hace referencia a la persona o grupo que representa aquella persona, que manifiesta inconformidad con el orden político o social establecido, que mediante el planteamiento de reivindicaciones o acciones concretas, tratan de cambiar.
La inconformidad lleva a militantes de movimientos cívicos, éticos o asociaciones e incluso partidos políticos, a hacer causa común con el candidato antisistema.
Otros estudiosos de Latinoamérica ubican estos procesos electorales usando el apelativo del “voto del enojo”, que describen como el rechazo de una parte mayoritaria de la ciudadanía a los partidos políticos, la élite política tradicional y el funcionamiento de las instituciones democráticas.
Estrategias mediáticas, motorizadas por intereses políticos partidarios, llevaron a la agenda periodística de la semana la expresión antisistema, procurando reacciones de politólogos, de dirigentes políticos y analistas políticos.
RD no reúne condiciones para el candidato antisistema
En esa dirección el politólogo, Freddy Ángel Castro, un especialista a donde confluyen los medios de comunicación, opinó que en República Dominicano no están dadas las condiciones para que en las elecciones del 2020 se produzca el surgimiento de un candidato antisistema que gane esos comicios.
Argumenta que los partidos tradicionales tienen 80 por ciento del pastel electoral, diciendo así que la franja restante, 15 por ciento, sustrayendo el 5 por ciento de abstención, no es suficiente para derrotar a los partidos tradicionales.
Deja abierta la posibilidad de que eso suceda si se produce una división en el Partido de la Liberación Dominicana, que es a lo que apuestan los sectores adversarios al gobierno y al PLD.
Empujando esa tesis la semana pasada se debatió en los medios la posibilidad de que un bloque se partidos emergentes respalden al ex Presidente Leonel Fernández, presentándolo fuera del escenario del PLD, organización de la cual es su presidente.
Dejar camino real por vereda, no creemos que sea el norte del ex mandatario, ni mucho menos del liderazgo del PLD, en donde se ha aprendido que la fortaleza de la organización descansa en su unidad interna.
En términos iguales a los del politólogo citado se manifestó el veterano periodista Guarionex Rosa en un análisis en el que considera algo poco probable que a la República Dominicana pudiera llegar la oleada de cambios que se ha visto en Europa y América Latina en lo que se define como una rebelión contra los partidos tradicionales de derecha o izquierda, en las elecciones del 2020.
Sostiene que la razón podría deberse al arraigo que han tenido los tres partidos fundamentales que durante los últimos 40 años, entre las elecciones de 1978 y la actualidad, han mantenido el poder.
La opinión generalizada de los analistas no le ven posibilidad a una tercera vía, o a un antipolítico, que pueda catapultarse y ganar en las elecciones del año 2020.
La realidad dominicana es diferente
La lista de resultados electorales contrarios a enfoques tradicionales de la política como el triunfo del Bréxit en Gran Bretaña y la victoria de Donald Trump, primero en las primarias republicanas norteamericanas y luego en la contienda nacional, alienta el surgimiento de la opción antisistema o el candidato foráneo, tipificado con el termino en ingles outsiders.
Que en Latinoamérica en las últimas elecciones los candidatos que han triunfado han surgido prácticamente de la nada, no constituye una carta de triunfo para que ese fenómeno se produzca en República Dominicana.
En países en donde han surgido estos amorfos candidatos, sus gobiernos, en su gran mayoría identificado con el movimiento progresista, fueron víctimas de sus opositores empleando estrategias mediáticas como la implantación del caos y la divulgación de mentiras o medias verdades, que provocaron crisis de credibilidad.
La realidad viene mostrando nuevas tácticas en la política de dominación, cuya estrategia persigue el caos y el desorden, experimentándose el cambio en la aplicación del marketing y propaganda en las campañas electorales por la manipulación mediática.
El PLD es un muro de contención
Se ha insistido en aplicar en República Dominicana estrategias contrarias a las gestiones de gobierno del Partido de la Liberación Dominicana y del propio PLD, las que, hasta ahora, han resultado fallidas, por la fortaleza de esa organización, cuyo liderazgo tiene una sólida formación en política.
Se ha aprendido de la experiencia propia y de los partidos del sistema político dominicano, los cuales en la actualidad están disminuidos, fruto de las divisiones internas y la falta de entendimiento.
De nuestro pasado reciente debemos recordar que el PLD viene de ser una tercera fuerza, que basado en principios, formación, perseverancia y el liderazgo del Profesor Juan Bosch, logró colarse entre dos fuerzas hegemónicas que dominaban el escenario político electoral en las décadas de 1970, 1980 y 1990.
En 1996 se aprovechó una coyuntura política y el Partido de la Liberación emergió como fuerza política, logrando, a partir del 2004, ganar de forma consecutivas las elecciones realizadas.
Desde el ámbito externo al PLD se insiste en presentar las diferencias de criterios en el liderazgo peledeísta como insalvables, lo que representa un gran desafío para la tropa morada, que si ha podido superar con éxito situaciones de dificultades.
Para consolidar la democracia, la institucionalidad, el sostenido crecimiento de la economía con estabilidad y la obra transformadora de los gobiernos peledeístas se impone el comedimiento, la comprensión y sobre todo mantener el espíritu de cuerpo.

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